Diferencias entre romper una relación corta o una relación duradera
Hay pocas cosas más difíciles que romper con una relación, especialmente cuando invade el pánico a estar solos o vuelven los recuerdos de cuando la relación funcionaba o bien cuando hay algún tipo de vínculo, como puede ser el que sean compañeros de trabajo, tener hijos en común, demasiado tiempo juntos, deudas juntos, etc.
Afortunadamente, muchas de estas cosas suelen no presentarse en una relación breve, pero no por ello resulta más sencillo.
Quizás la mejor forma de romper con una relación es ser sinceros al respecto, aunque no hay cosa más difícil que confesar que se acabó el amor o que estamos saliendo con otra persona. Otro aspecto fundamental es la de admitir cuando la relación se acabó o no nos conviene, y aceptar que la soledad no es nada grave. Admitir la soledad es lo más complicado de todo, ya que nunca se nos enseñó a estar verdaderamente solos y no depender de nadie para ser felices, plenos y completos.
Romper una relación duradera
Lo más importante es reconocer que cuando existen lazos que nos unen, estos no deben de ser el único motivo por el cual seguir juntos. Por ejemplo, tener hijos en común y no querer que sufran nunca será aceptable como motivo para no terminar con una relación en la que no hacemos más que pelear o bien en la que no hay más amor.
Terminar la relación es la mejor opción, pero para ello primero hay que vencer el miedo al arrepentimiento. Cuando tomemos esa decisión, debemos hacerlo sin miedo al arrepentimiento. Nuestra felicidad no debe depender de nadie, aunque lo pasaremos fatal por la nostalgia, no debemos ser títeres de nadie.
Romper una relación corta
Muchas veces lo mejor es terminar una mala relación desde el comienzo, es más sencillo al menos en apariencia, ya que generalmente no hay fuertes lazos, como pueden ser los hijos. Si vemos que nuestra relación no marcha bien, no nos quedemos pensando que quizás la otra persona cambie, porque lo más seguro es que no sea así y de ser así, no quiere decir que cambie para bien o que no vuelva a ser el de antes. Alguna vez conocimos a una chica que pensaba que su novio ya cambiaría cuando fuese su marido, tristemente no fue así, la siguió tratando igual de mal. Después pensó que ya la trataría mejor cuando fuese padre, que resultó ser un padre cariñoso, pero obviamente eso no lo convirtió en buen marido.
